La Unión Europea enfrenta grandes desafíos en la descarbonización del transporte. Recientemente, se han introducido nuevas normativas que prohíben el uso de biocombustibles basados en cultivos en los sectores de la aviación y el transporte marítimo por razones de sostenibilidad. Sin embargo, estos mismos biocombustibles son promovidos para el transporte terrestre.

Esta inconsistencia en la legislación ha generado críticas y malestar en el sector del transporte terrestre, el principal afectado. A pesar de que la normativa de la UE fomenta el uso de biocombustibles en reemplazo del diésel y la gasolina en vehículos de carretera, los biocombustibles son considerados similares a los combustibles fósiles en la regulación para la aviación y el transporte marítimo.

Las ONGs ambientales también han manifestado su preocupación por la falta de modificaciones en la variedad de cultivos aptos para la elaboración de biocombustibles. Solo el aceite de palma ha sido eliminado como fuente de combustible para 2030, mientras que otros cultivos, como la soja, siguen siendo permitidos. Esto ha generado un debate sobre la sostenibilidad y la efectividad de las políticas de la UE en la descarbonización del transporte.

por c1861798