El océano esconde secretos que pocos llegan a comprender. Bryant Austin lo sabe bien. Su obra captura la esencia de las ballenas: la majestuosidad de su tamaño y la ternura de su mirada.
Fotografiar a estos gigantes requiere paciencia y confianza. Austin no busca el control; cede el espacio, espera. Es un vínculo que solo se logra con tiempo y respeto mutuo.
Hoy, sus imágenes nos enseñan la importancia de proteger a estos seres. En cada mirada, hay un llamado a conservar su mundo y el nuestro.
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