
El Golfo de Tribugá es un espacio único para la biodiversidad marina y terrestre. Este corredor migratorio alberga miles de especies y desempeña un papel crucial en la regulación climática.
Sin embargo, el ruido humano amenaza este equilibrio. Las ballenas jorobadas, entre otras especies, dependen de los sonidos para comunicarse y sobrevivir. La contaminación acústica podría alterar sus hábitos y ponerlas en peligro.
Proteger esta región no es solo un acto de conservación, es una medida para salvaguardar el futuro de nuestro planeta y sus ecosistemas.
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